A SU MANERA
1 Corintios 12:11 - Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.
Si existe algo que choca con la naturaleza y voluntad del hombre, es cuando este tiene que someterse a uno que tiene mayor autoridad que él. Desde los tiempos bíblicos podemos ver que el hombre siempre buscaba hacer todo a su manera a pesar de los resultados negativos que pudiera obtener. La lista sería ilimitada, Caín, Saúl, Jonás, entre otros. En muchas ocasiones, la voluntad del hombre se levanta e intenta ser un muro ante la Soberanía de Dios. Padre, cuántos muros levantamos diariamente contra Ti. Sin embargo, no importa cuantas veces se levante este muro, o con cuantos bloques de cimiento se eleve, el muro de bloques pasa a convertirse en un diminuto grano de arena, ya que un muro o resistencia del hombre, jamás detendrá la Soberana voluntad de Aquel El cual Sus caminos son más altos (Isa. 55:8-9), Aquel que es Alto y Sublime, Aquel que gobierna y reina, Al Rey de Reyes y Señor de Señores. Su amor sobrepasa todo entendimiento, Su soberanía también derriba cualquier barrera. La palabra constantemente establece y afirma la doctrina de la Soberanía de Dios. Es importante recordar que el hombre jamás podrá decirle a Dios que hacer, cuando hacerlo, como hacerlo, donde hacerlo, y para qué hacerlo. Nuestra oración debería entonar lo siguiente: “Señor, no hagas lo que nuestro “Yo” pueda desear, haz lo que Tu voluntad desee, pues estamos seguros que lo que harás será mucho más efectivo que aquello que podamos desear.” Señor ayúdanos a apreciar la hermosura y gloria de Tu Soberanía. Sí Señor, ¡Tú eres Soberano! Cuánta gloria hay escondida en Tu Soberanía
Ante una corriente que lleva años intentando remover la Soberanía de Dios y distorsionar la identidad/esencia de Su Santo, Hermoso, y Maravilloso Espíritu, es importante recordar que, si Dios es Soberano, su Espíritu Santo (Dios mismo) también es Soberano y libre de hacer todo lo que Él quiera, como Él quiera para así glorificar Su Nombre. Dios no pide permiso, El entra ya que es El dueño. Dios es un Dios Trino en esencia, pero también en Sus atributos. El Espíritu Santo anhela escucharnos decirle que obre, que transforme, que se glorifique, pero no que realice todas estas cosas a nuestra manera y no a la de Él. Esta corriente tristemente nos ha llevado en muchas ocasiones a querer ordenar al Espíritu Santo con frases tales como: “Espíritu hazlo ahora, no me voy hasta que lo hagas, Espíritu dame esto, regálame aquello.” Existen cultos llenos de frases egocéntricas y con ausencia de doctrina esencial. A pesar de que en muchas ocasiones estas frases vienen con buena intención, y el Señor puede haberse glorificado debido a Su inmensa gracia, esto choca con Su voluntad pues es como si el hombre le entregará una orden a Dios, y no levantará un ruego o clamor. Nuestras oraciones nunca deben ordenar a Dios, nuestras oraciones deben hallar gracia ante Dios al humillarse y aceptar Su voluntad. Jesus nos mostró la mejor oración en toda la historia al decir: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya (Lucas 22:42). Cuando estemos en dolor, angustia, en duda, afanes, soledad, en cualquier situación, la mejor oración que el hombre podrá entonar siempre será el decir Padre, Tu voluntad y no la mía. No es solo una gran oración, sino que su resultado también será grandioso. Así como parte de Su gloria reside en Su Soberanía, también hallamos gloria en Su Voluntad y en las palabras de esta oración.
Concluyo reflexionando sobre el verso inicial donde leemos a Pablo recordar a los Corintios (una iglesia llena de dones) que todo lo bueno que tienen, todo lo que han alcanzado en el Señor, todo lo aprendido, ha sido por El Espíritu Santo. Y Él es quien reparte como a Él le place para beneficio de la iglesia. No es para lo sensorial del hombre, sino para lo espiritual del cuerpo, el cual es la Iglesia. Los dones no le pertenecen al hombre, son del Espíritu Santo. Así como Él es el autor de la Biblia, también es el autor y dador de los dones. Él los imparte con toda gracia no para acumularlos o exhibirlos, sino para vivirlos conforme a Su voluntad y llenar una necesidad. Los dones nos permiten operar en el mundo espiritual. Pues no tenemos lucha con sangre ni principado, es una batalla espiritual. Si El Espíritu impartiera debido al poder del clamor del hombre, la gloria sería del hombre y del recipiente, pero si El imparte conforme a Su gracia, voluntad y propósito, entonces la gloria residirá en el Dador. El Espíritu sabe lo que necesitamos, lo que anhelamos, es glorioso ver que El Espíritu todo lo escudriña y sabe todo lo que necesitamos a tal manera que aún sin pedirlo, en muchas ocasiones, aun así, nos lo entrega. Cuán valiosos son sus gemidos indecibles los cuales no podemos escuchar, pero si podemos sentir y recibir el fruto de Su clamor. No podemos olvidar que cada vez que oramos al Padre, el Espíritu Santo también se inclina y dobla sus rodillas con nosotros. Definitivamente, Él es nuestro mejor amigo. El busca una generación que anhele sus enseñanzas, una relación con Él, una vida de intimidad, una generación que lo anhele a Él, por Su persona y esencia, y no lo que nos pueda dar. Pues El Espíritu Santo no es viento, Él es el Guía de tu vida, Él no es fuego, Él es quien purifica tu vida, Él no es cosquilleo en tu piel ni vellos erizados, Él es quien sacude y endereza tu vida, Él no es algo, Él es alguien, Él es una persona. El anhela que todo sea pedido en ruego y oración conforme a Su voluntad, a Su manera.
Mis amados baluartes de la Fe, la gran enseñanza en esta ocasión es simple, necesitamos que todo vuelva a ser A SU MANERA. Póstrate ante Él, toma del manantial de vida, se lleno de Su Espíritu Santo, búscale, escúchale, pero, sobre todo, entrégate a Su voluntad, pues esta será el mejor puente en el que podrás caminar.
#SoberanoDios
#ASuManera
#TeAnehlamosEspiritu
"La voluntad de Dios siempre sera el mejor puente en el que podramos caminar."
Autor: Jorge C.
07/3/2023