Theorei
Juan 20:1-8 - El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.
En una ocasión, dos jóvenes visitaron un museo de arte el cual preservaba obras de pintores del ayer. Al llegar al último cuarto, reciben la oportunidad de apreciar una de las obras más populares. Ambos se quedan tiesos, y luego de un silencio, uno de ellos dice: “la pintura es fenomenal, pero no entiendo porque es tan majestuosa.” El otro jóven le responde: “eso mismo respondieron cientos de museos antes de la obra ser admitida en este lugar, lo que pasa es lo siguiente, muchos miran la obra, pero no le prestan atención. Si observas atentamente puedes ver como cada borde del pintado tiene capas adicionales y la textura armoniza perfectamente con cada imagen.” Muchos museos miraron la obra ligeramente, pero solo uno observó sus cualidades atentamente. Para Reflexionar..
Existe una diferencia entre tomar un momento para mirar alguna cosa, que tomar tiempo para observar atentamente. Nuestra generación, debido al estilo de vida tanto digital como ajetreado mas la falta de interes, acostumbra a mirar un sinnúmero de cosas de manera rápida para así ahorrar tiempo y continuar con sus rutinas. Son tantas las ocasiones que pasamos por alto hermosos paisajes y gratos momentos debido a que decidimos abrazar el apuro y el afán. Tanto las redes sociales, como nuestros trabajos, han logrado tomar la mayoría de nuestra atención, y esto ha causado que le dediquemos menos entrega a lo que realmente lo amerita. Es inevitable decir que esto se ha infiltrado en la vida de muchos creyentes ya que nuestra generación Cristiana ha adoptado un estilo de vida muy apurado y rutinario. Son muchísimas las ocasiones que atendemos servicios, escuelas bíblicas, oramos, leemos la Palabra, pero en realidad lo hacemos a tiempo limitado, y sin prestarle toda nuestra atención. Esto puede traer grandes consecuencias pues la invitación del Señor siempre ha sido a buscarle, observarle, y hablarle diligentemente, con todo nuestro ser, con lo mejor de nosotros. Si un electricista trata de arreglar algún poste a 30 pies de distancia y mientras trabaja en la cablería, comienza a distraerse y no mirar atentamente los cables del poste, este puede fácilmente poner algo fuera de lugar y experimentar un corto circuito y caerse de las alturas. No observar atentamente la Palabra del Senor, no orar de manera concentrada y sometida a nuestro Padre, también puede producir que algunos de nuestros cables se salgan de lugar, y eventualmente podemos perder la Conexión con la Fuente. Dentro de una Generación con muchos cables sueltos, necesitamos una Iglesia sujetada a la Fuente y con su voltaje más activo que nunca.
En el capítulo 20 del libro de Juan, podemos observar un acontecimiento muy interesante y edificante para nuestras vidas. He aquí donde nace nuestro nombre del Blog: “Theorei.” Pedro y Juan se encontraban muy preocupados por todo lo que está aconteciendo luego de la muerte de su Maestro. Aquel que les había enseñado y prometido tanto, había muerto en la Cruz. Sin embargo, logran recibir a través de Maria, la noticia de que aparentemente el Maestro había resucitado, tal como lo había prometido. Llenos de asombro, deciden ambos correr hacia la tumba para comprobar la noticia recibida. ¿Estará la Iglesia corriendo con similar urgencia tanto para anunciar Su resurrección, como para conocerle? Para Reflexionar..
Ambos deciden correr hacia la tumba, pero Juan llega primero que Pedro ya que corrió con mayor prisa. He aquí donde Juan tuvo el privilegio de observar la tumba por su propia cuenta, sin distracciones, sin embargo, la palabra original utilizada para describir su acción es “Blepei”, esta describe la acción de mirar algo sin prestarle mucha atención. Juan llegó al lugar, se inclinó, y miró, pero no observó atentamente. Esta era su oportunidad para ver la evidencia de la Resurrección, por su propia cuenta, un momento que todos desearíamos haber podido experimentar. Luego, vemos que Pedro llega al lugar, y no pierde tiempo alguno y decide entrar en la tumba. No podemos pasar por alto esta acción de Pedro pues la carrera del Cristiano nunca se ha tratado de correr con velocidad, sino de correr con Urgencia, pues no es el primero que llegue al lugar de la meta, es aquel que pueda llegar a la meta. La velocidad consiste en moverse rápido sin importar la dirección, la Urgencia, se enfoca en lograr el objetivo, sin distracciones, sin pero, es llegar al blanco. El mundo se mueve de dirección en dirección sin tener un rumbo, la Iglesia no deja de moverse en la dirección y las huellas de Aquel que ya camino nuestra jornada. El mundo camina sin saber, la Iglesia se mueve porque ya sabe hacia dónde va. (Hacia dónde vamos? - Para reflexionar..)
Notemos que Juan fue el primero que llegó, pero solo miró y se quedó fuera de la tumba, mientras que Pedro llegó segundo, pero fue el primero que entró en ella y logró observar. La palabra original utilizada para describir su acción es “Theorei”, la cual significa observar algo atentamente. Mientras que Juan se enfocó en mirar (Blepei), Pedro entró en la tumba y sus profundidades, para poder observar (Theorei). Cuántas veces no hemos estado en los zapatos de Juan? Hemos leído la Biblia solo mirando, hemos orado solo pensando en el reloj, hemos adorado sin creer, hemos hablado sin conocer, aun cuando la invitación del Señor trasciende mucho más de lo que estamos haciendo. El autor de Hebreos nos dice, pongamos los ojos en Jesús, pues es imposible llegar a Él, si nuestros ojos no comienzan observando Su Cruz, caminando tras Sus huellas, y abrazando Su Espíritu. Nuestra generación ha invertido demasiado tiempo tratando de mirar a Dios, necesitamos observar a Dios, adentrarnos en las profundidades de Su Palabra, dedicarle el tiempo que Él merece y colocarlo como el Centro y Prioridad de nuestras vidas. Él merece TODA la Gloria, la Honra, el Honor, pero Él también merece lo mejor de nosotros.
Luego de Juan ver a Pedro entrar en la tumba, este decide entrar y finalmente logra observar (Theorei) y creer. La palabra original utilizada para “creer”, es “Eiden”, y esta significa “percibir, entender” aquello que han visto. Juan pudo creer en la Resurrección de Su Maestro, pero esto no fue hasta que decidió entrar en la tumba y observar atentamente. Todo aquel que anhele conocer a Su Maestro, descubrir los tesoros de la Biblia, meditar en Sus proezas, llevar la preciosa semilla, tiene que comenzar a observar atentamente (Theorei) para así lograr entender Aquel a quien están observando. Es imposible conocer a un Dios Majestuoso, Todopoderoso, con tan solo echar un vistazo. Un vistazo solo nos dará un preámbulo sin efecto alguno, pero un estilo de vida donde se Le observe atentamente y se Le busque diligentemente, nos llevará a Conocerle, y asi alcanzar Libertad en Su Nombre.
“La Biblia no nos invita solo a mirar, sino a observar atentamente y buscarle diligentemente, hasta poder percibir y entender lo que nuestros ojos han visto.”
“La Biblia no nos invita solo a mirar, sino a observar atentamente y buscarle diligentemente, hasta poder percibir y entender lo que nuestros ojos han visto."
Autor: Jorge C.
10.21.2023