Enemigos Postrados o Perdonados?


Mateo 5:38 - Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos


Recuerdo desde pequeño haber escuchado diversos predicadores los cuales repetían frases tales como: “Dios pondrá tus enemigos a tus pies, No te preocupes por tus enemigos, Dios los avergonzará, No hables con tus enemigos, entre otras…”. Escuchar frases como estas, puede rápidamente activar nuestro Ego y tal como dice una frase en el mundo evangelístico, “es fácil para el oído escuchar aquello que el oído desea escuchar.” Un predicador una vez también dijo: “Si quieres una Audiencia Contenta, predica lo que ellos Quieren escuchar, pero si quieres una Audiencia Transformada, predica lo que ellos Necesitan escuchar.” Estas palabras deberían rebotar en la mente y corazón de cada ministro… Para reflexionar…. 


He aquí un gran problema que hemos experimentado desde tiempos de antaño, se ha pretendido predicar frases como las mencionadas anteriormente para complacer al oyente, estas frases han inundado nuestros púlpitos y se han sembrado en corazones, produciendo raíces de amargura y una perspectiva incorrecta hacia nuestros “enemigos” al hacernos pensar que debemos odiar, aborrecer, y desearles el mal. Sin embargo, la Biblia nos invita a hacer lo opuesto, pues un Dios de Amor, también busca discípulos dispuestos que no solo amen a Dios, sino que sean como Él, y esto incluye perdonar y amar a aquellos que nos hieren, pues Cristo también decidió amar y salvar al Pecador aun luego de haberle ofendido, de haberle olvidado, aun luego de crear enemistad al Amar al mundo con el Amor que debieron haber brindado a Dios. Tal como la historia de Oseas y Gomer, Dios decidió Rescatar, Amar y Comprar una Novia que le había sido Infiel. Dios tenía razones de más para no Salvar al Pecador, sin embargo, tan solo por una, Él decidió Amarlo y Salvarlo. Si Dios nos hubiera tratado bajo esta mentalidad, ya nos hubiera consumido, y no estaríamos hoy de pie y con vida. Como cristianos, ¿podemos desear algo para nuestros enemigos que nosotros mismos no quisiéramos enfrentar?


La pregunta entonces sería, al reflexionar en lo anterior, qué hacemos con nuestros enemigos? Si respondemos por la Cultura y Ley del Antiguo Testamento, tendríamos que inclinarnos hacia la mentalidad de venganza y resentimiento hacia ellos. Tal como en el AT, el hombre solía desquitarse de sus enemigos, había mucha guerra, y un sin número de veces Dios los libraba de sus opresores. Esto había producido la mentalidad de “ojo por ojo, y diente por diente.” predicada por muchos. Esta mentalidad nos impulsa hacia la Venganza y Competencia donde nos esforzamos para ver quien es “Mejor” o más Fuerte y Temible. Esta mentalidad ha trascendido la historia y todavía alcanza las vidas de nuestra Generación. Cuántas veces no vemos el veneno de la murmuración, la crítica, acciones de desquite entre unos y otros, utilizando la excusa de la enemistad, para manifestar tales acciones que no van en acorde con Cristo. La Biblia es clara al decir que aquel no AMA a su Prójimo, aun no Ama a Cristo, y tampoco Le ha conocido a profundidad


Es imposible meditar en esta temática y no recordar la acción de Pedro en el momento en el cual Judas traiciona a Jesus. Al Pedro ver lo que estaba sucediendo, él actúa rápido y decide cortar la oreja de Malco (cuyo nombre significa “Rey”), uno de los soldados a cargo del arresto. Pedro pensó que esto era lo que Jesus quería que él hiciera, pensó que la defensa y venganza era necesaria. Criticamos mucho a Pedro pero creo que todos nosotros hubiéramos tomado la misma acción, o alguna acción aún más peligrosa. Sin embargo, las Palabras y acción de Jesus son sorprendentes al decirle; No tomaré la copa del Padre? Jesus reconoció que esto era parte del propósito, estos soldados y el mismo Judas, eran enemigos, pero eran enemigos que Él también estaba a punto de morir por ellos para que tuvieran oportunidad de convertirse en Amigos. Jesus luego procede a Sanar la Oreja de Malco, El pudo haberlo dejado sin oreja, quizás en nuestra mentalidad digamos que Malco lo merecía, pero Cristo aun en tal momento crucial en la historia, estuvo dispuesto a manifestar Su Amor y Plan Redentorio. Pues tal Sanidad de una Oreja, también representa Su Mano Sanadora y Restauradora sobre sus Enemigos, aquellos que serían invitados luego a ser Amigos. 


Por lo tanto, como Cristianos, Dios no nos llama a odiar y vengarnos de nuestros enemigos. Al contrario, somos llamados a perdonarlos, orar por ellos, a bendecirlos, y amarlos de tal manera que ese amor manifestado, pueda llegar a las profundidades de sus corazones y reflejar el carácter de un Dios que aún está dispuesto a salvarlos. Esto fue lo que Cristo quiso producir en sus discípulos, Su Carácter, para que aun sin palabras pudieran predicar, y siendo hijos de Dios, llenaran el mundo con Amor. Seamos honestos, no es fácil perdonar o amar un enemigo, solo con el Amor de Dios podemos hacerlo, es por esto, que es necesario Amar a Dios sobre todas las cosas y personas para que Dios siendo el Centro, produzca en nosotros Su Carácter el cual no solo more en nosotros, sino que se distribuya hacia los otros. Pues de eso consiste también el Evangelio, donde lo que hay adentro, ese Amor por el Prójimo, tiene la capacidad de Manifestarse y llegar a otros. El mismo Pedro que una vez Corto Orejas, fue el mismo que luego dijo: “No tengo Oro ni Plata, pero de lo que si tengo, de eso te doy.” Un Pedro transformado, no utilizó su Espada ante sus Enemigos, sino que Oró por ellos, y les compartió las Buenas Nuevas. Un Corazón transformado y sanado no busca Herir, sino que Busca Perfumar la vida de otros con Amor y Bien. 


 Ante nuestros enemigos, nuestro “Yo” querrá Desenvainar una Espada, más nuestro Corazón, querrá Emular el Carácter de Cristo! 


La Iglesia no desea ver a sus Enemigos al Estrado de sus Pies, la Iglesia busca Perdonar, Bendecir, Amar, y Orar por sus Enemigos!


"Ante nuestros enemigos, nuestro “Yo” querrá Desenvainar una Espada, más nuestro Corazón, querrá Emular el Carácter de Cristo!"


Autor: Jorge Colón

theoreihub@gmail.com

10.15.2024