Pentecostal
"De la Cabeza a Los Pies"
Hechos 2:4 - Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Hechos 2:42 - Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
En una ocasión, luego de la clausura de una campaña evangelística, un grupo de ancianos conversaba sobre la bendición que habían recibido. Mauricio, no cesaba de decir; “necesitamos más campañas donde la Presencia de Dios es tangible y todos son llenos de Su Poder.” Luego continúa diciendo; “estas campañas son solo para aquellos que realmente son Pentecostales “De la Cabeza a los Pies”. Al culminar su discurso, el hermano Celestino le pregunta: “Mauricio, veo que has sido bendecido, me permites preguntarte, ¿sobre qué porción bíblica fue predicado el mensaje de esta noche? Sorprendido por la pregunta, Mauricio reflexiona, y responde: “bueno…. Yo se que él habló sobre el libro de la vida de Abraham y de alguien más”. Interesante, respondió Celestino, pues ya veo que si hubieras prestado atención tal como un discípulo es llamado a hacer, hubieras notado que el Predicador habló sobre como Abraham pudo abrir el mar rojo. “Espera, ¿Qué quieres decir? ¿No fue Moisés quien abrió el mar rojo? Estaba tan enfocado en el Mover del Espíritu y la Ministración que parece que no preste atención y olvide lo predicado.” Celestino culminó la conversación con la siguiente frase; “Ten cuidado, que la Llenura nunca tome el lugar del Discipulado, pues El Espíritu Santo no solo quiere LLENARNOS, Él también quiere EDUCARNOS.” - Para reflexionar…
Aún recuerdo cuando era niño visitaba los diferentes eventos y servicios donde la Presencia de Dios era tan impactante, veía vidas ser transformadas, veía milagros ser realizados, veía personas llorando ante los pies de Cristo. Recuerdo visitar servicios en canchas de baloncesto donde parecía que no querían culminar debido a la magna obra del Espíritu Santo en todos aquellos presentes. Muchos hermosos recuerdos llegan a mi mente, sin embargo, también recuerdo jergas y frases utilizadas por muchos las cuales en el momento quizás no podía entender y las repetía por sonar igual que ellos. Entre tantas, recuerdo cuando al culminar estos servicios muchos decían; “Yo Soy Pentecostal de la Cabeza a Los Pies.” Esta frase quedo insertada en mi corazón de tal manera que comencé a cuestionar el significado tras esta frase. Muchos decían; “hijo, eso significa ser un verdadero Pentecostal el cual le brinda libertad al Espíritu para que El trabaje como El quiera.” Otros decían; “hijo, eso significa ser alguien lleno del poder de Dios, que ha sido bautizado por el Espíritu.” Por mas bien que estas respuestas se escuchaban, pensaba que aun faltaba algo que no me estaban mencionando, sentí el redargüir del Espíritu Santo para, así como todo buen Bereano, escudriñar aquello que me estaba siendo enseñado. Nuestra generación no necesita aceptar todo lo que oye, nuestra generación necesita escudriñar todo lo que escucha. Oyendo, no prestamos atención, mas Escuchando, comenzaremos a escudriñar e investigar. ¿Somos Discípulos como los de Berea?....
No es coincidencia que la Promesa del Espíritu Santo fue recibida durante el Día/Festividad de Pentecostés. Es aquí donde nace nuestra Identidad Pentecostal, la cual atesoramos con gran fervor. Sin embargo, es importante recordar el contexto, y significado que esto brindó tanto a la sociedad y a la Iglesia Primitiva. “Pentecostés” es referencia a la “Cosecha,” pues esta era la festividad celebrada. Cuando un discípulo de aquella epoca escuchaba “Pentecostés”, “Cosecha” era de lo primero que corría por su mente. Esto hablaba del tiempo en que lo sembrado estaba listo para ser segado o utilizado. Así como los frutos estaban listos para su propósito, los discípulos son investidos en este día como señal de que ya habían sido instruidos y capacitados por Cristo para la Gran Comisión que tenían por delante. La vida Ministerial requiere un Tiempo de Siembra (Preparación), pero también un tiempo de Siega (Ejecución).
El Viñador Siembra con Amor, pero también Siega con Poder.
Así como toda vocación, hay requisitos los cuales tenían que cumplir. En su mayoría, ya conocían la Ley, tenían conocimiento, pero aún faltaba la Llenura del Espíritu Santo brindando Poder e iluminación, para así poder entender y aplicar lo aprendido, y realizar las obras que Cristo realizó. Tal como un día Cristo lo anunció, “mayores obras que Yo harán en Mi Nombre.” Es aquí cuando Dios decide derramar sobre ellos lo que aún faltaba, Sabiduría, y Poder de lo Alto. No podrían llegar a ser la Iglesia Primitiva sin uno de estos requisitos, necesitan tanto la Llenura, como la Sabiduría. Una no era más importante que la otra, ambas eran urgentes y necesarias, la Cosecha no sería alcanzada si no tenían la Sabiduría para Sembrar, y el Poder para Segar. He aquí encontramos la Esencia de nuestra Identidad Pentecostal, ser Pentecostal no consiste solo en la Llenura del Espíritu, manifestación de Dones, realización de Milagros y Señales, ser Pentecostal, es también escudriñar, recordar y entender las Escrituras, estar Lleno de Poder, pero también de Palabra, para así poder Sembrar en cualquier tipo de terreno el cual podremos enfrentar. Ser Pentecostal demanda recibir la Llenura, pero también vivir y andar en Sabiduría.
Nuestra generación tiende a inclinarse más hacia un lado que al otro. Muchos prefieren la Llenura, y olvidan el Estudio. Mientras que otros evitan la Llenura, y se envician con el Conocimiento. Es imposible ser Sabio sin el Espíritu Santo, y es imposible ser Lleno, sin la Palabra de Dios. Necesitamos una generación que se desvive por permanecer en intimidad con el Espíritu Santo, alcanzar una vivencia, pero también necesitamos una generación instruida con la sana doctrina, para que no solo pueda vencer la tentación, sino también las herejías. El Espíritu Santo es la Promesa, pero también el Autor de las Escrituras. No podemos olvidar que la Espada (Palabra de Dios), también es del Espíritu. Y El Espíritu y Su Espada no pueden ser separados. Que gran privilegio es ser Pentecostal, que gran privilegio es poder ser Llenos, pero también Instruidos. Como decía Celestino; El Espíritu Santo no solo quiere LLENARNOS, Él también quiere EDUCARNOS.
Ser Pentecostal “De la Cabeza a los Pies”, también requiere ser Discípulo del “Génesis al Apocalipsis.” La Cosecha demanda Llenura, pero también Discipulado.
"Ser Pentecostal “De la Cabeza a los Pies”, también requiere ser Discípulo del “Génesis al Apocalípsis.”"
Autor: Jorge C.
theoreihub@gmail.com
3.12.24