Gloria en la Tempestad!

Hechos 27:13 - Y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, llevaron anclas e iban costeando Creta. 14 Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón. 15 Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos llevar. 16 Y habiendo corrido a sotavento de una pequeña isla llamada Clauda, con dificultad pudimos recoger el esquife. 17 Y una vez subido a bordo, usaron de refuerzos para ceñir la nave; y teniendo temor de dar en la Sirte, arriaron las velas y quedaron a la deriva. 18 Pero siendo combatidos por una furiosa tempestad, al siguiente día empezaron a alijar, 20 Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.


Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan solo para recibir este perjuicio y pérdida. 22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. 23 Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo


Un gran reto que la Iglesia ha tenido desde el comienzo de su historia, es la facilidad con la cual sentimos perder la conexión con Dios en momentos dificultosos, aquellos que simbólicamente nos gusta llamar “Vientos y Tormentas.” Es interesante también notar la facilidad con la cual se suele ver estos momentos de manera negativa, pensando que el mundo o lo maligno nos quiere derribar, sin darnos cuenta que más veces de las que pensamos, no es el maligno tratando de derribarnos, sino el Propósito de Dios tratando de alinearnos. He aquí cuando surgen preguntas tales como: “Señor, ¿por qué me pasa esto a mi?”, “El Diablo se ha levantado con todo”, “No salgo de una para meterme en otra”, entre tantas otras… Quizás todos nos podemos identificar con alguna de estas preguntas, es la naturaleza del hombre cuestionar nuestros eventos del vivir en nuestra pequeñez y debilidad, sin embargo, a través de la historia de Pablo en Hechos 27, podemos ver que muchas veces aquello que parece atentar contra tu vida, cuando es intencionado por Dios, lo que hace es producir más vida, torciendo lo desviado, fortaleciendo lo débil, y rescatando lo perdido. Los Vientos y Tormentas aparentan Hundir nuestra Barca, cuando en realidad buscan Estremecerla y Dirigirla. 


Notemos como aquellos en la Barca junto a Pablo tenían un propósito y destino en mente el cual querían alcanzar, sin embargo, como todo hombre natural, tenían su propia ruta y manera de hacer las cosas. Aun ante las señales que apuntaban a un viaje dificultoso, sus corazones endurecidos quisieron trazar su propia ruta, ignorando el consejo de Pablo, aquel que era el único conectado con Dios en tal escenario. Como dirían las frases puertorriqueñas; “Aquel que menos sabe es quien habla” y “Aquel quien menos capacitado está siempre busca dirigir.” Quizás hemos tomado la misma acción en nuestras vidas, aun conociendo donde Dios nos quiere, lo que Dios quiere que hagamos y lo que nos ha llamado a esperar, tendemos a trazar nuestra propia vía, con apariencia de Puente, pero en dirección a un Abismo. Es por tal razón que los Caminos de Dios son más Altos, los nuestros pueden llevarnos a Errores y Abismos, más los de Dios construyen Puentes y nos llevan a Tierra Segura. 


Luego de adentrarse mar adentro, suceden dos eventos cruciales que no podemos ignorar, los cuales despiertan nuestra curiosidad, pero también alimentan nuestro ser. De repente, un fuerte VIENTO llamado Euroclidón decide azotar la Barca. Decidieron batallar, pero eventualmente, tuvieron que entregarse ante el. Pues no solo batallaban con un Viento Natural, sino uno Espiritual, el cual no solo quería Mover la Barca, sino la Dirección de Sus Vidas. Podemos ver relevancia con las Palabras parafraseadas del Profeta cuando decía; “luche contigo, más me sedujiste, no pude contigo” Que interesante como también asociamos al Espíritu Santo con el mover del Viento, como una de sus Señales, era el Viento moviéndose con Fuerza, pero también el Espíritu con Propósito. Estos hombres trataron pero se dieron cuenta que era algo MAYOR que ellos, y esto produjo rendirse ante el. Cuántas veces no vemos los Vientos de Dios (escenarios de la vida) como algo maligno, como distracción y desvió, cuando muchas veces es Dios mismo moviéndose en nuestras vidas en maneras en las cuales lo necesitamos. Claro está, muchos Vientos son producidos por nuestras acciones fuera de Dios, ahí el resultado es diferente, pero cuando es Dios, simplemente tenemos que entregarnos ante El. Los Vientos de Dios no se enfrentan como Guerreros, sino que se Viven como Pasajeros. No podemos hacer Frente ante aquello que solo busca Movernos. Pues hay Propósitos y Lugares a los cuales si no fuera por el Viento de Dios, nunca podríamos llegar. Así pasaba en esta historia, era el Viento intentando llevarlos a la dirección correcta, no la deseada. Cuando el Viento de Dios sople, tomemoslo como IMPULSO para llegar al Puerto Seguro, aquel destinado por Dios, nuestro Capitán


Es interesante también notar el segundo evento, aquella tempestad marítima que enfrentó la Barca. Si los Vientos nos desesperan, cuanto más las Olas y Tempestades. Es aquí cuando la frustración de los tripulantes aumenta aún más, sin embargo, aun ante ella, Pablo logra recordar que nadie perecerá, que Dios les había concedido la vida y el ángel del Dios al cual servía lo había visitado. Ante tanta oposición, así como muchos dudaban y no sabian ni buscaban de Dios, Pablo, permaneció firme, aun conectado de tal manera que Dios dijo presente. Quizás al pasar momentos como estos, en vez de clamar, nos quejariamos, cuestionamos, pero Pablo hizo lo contrario, el sabia que aun sin ver a Dios, Dios era quien intencionó el Panorama. Que tanto tenemos para aprender, así como el Viento fue necesario para producir MOVIMIENTO, la Tempestad fue necesaria para ESTREMECER los Corazones. Dios trabajó con lo Natural y Externo, pero también con Sus Interiores y el Corazón de todo lector de tal historia. A pesar de no ver arrepentimiento de sus partes, sabemos que la Palabra y el Mover de Dios los tocó, y no tenían excusa para decir que Dios no les dio oportunidad. Es menester desear el Viento y el Impulso de Su Espíritu, pero también querer ser Estremecido por Sus Olas. Pues nuestras Vidas necesitan Constante Dirección, pero también su Glorioso Redarguir. 


Las hojas no se mueven a menos que el viento las IMPULSE. Los peces no nadan a menos que la MAREA se los permita.


Necesitamos una Iglesia Dirigida e Impulsada, pero también Redarguida y Estremecida. Con sus Pies en Movimiento, y sus Corazones Postrados!


"Necesitamos una Iglesia Dirigida e Impulsada por Su Espiritu, pero también Redarguida y Estremecida."


Autor: Jorge Colón

theoreihub@gmail.com

9.30.2024