GLORIA REPENTINA

Lucas 2:9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!


El tema de la Gloria de Dios, siempre ha sido, es, y será, uno de los más abordados tanto por el hombre, como por el Autor de las Sagradas Escrituras, El Espíritu Santo. Su Gloria es demasiada de grande para nuestras palabras, mentes, e inclusive nuestros cuerpos. Sin embargo, a Dios le ha placido a lo largo de la historia, revelar y mostrar una pequeña porción de Su Gloria a hombres en lugares y momentos específicos. Podemos pensar en Moisés y la Zarza ardiente, Josué y el Varón de la Espada, Isaías ante Su trono, Jesús y Su transfiguración, entre tantos. Dios sabe el efecto que Su Gloria tiene ante todo recipiente, pero también sabe la capacidad del recipiente para recibir y soportar Su Gloria. Por eso en cada ocasión donde Su Gloria es manifestada, Él mismo ha capacitado y ayudado al hombre, a poder experimentarla y ser transformados por ella. Aún para experimentar Su Gloria, necesitamos Su ayuda e intervención. Cuan grande es Su Gloria, que de tan solo hablar de este tema, temblamos ante Su presencia. 


Antes de continuar y adentrarnos levemente en esta porción, quiero recordar el significado de este término en ambos testamentos. Es un gran término que requiere ser definido para así, bajo la iluminación del Espíritu, poder comprenderlo. En el Antiguo Testamento, el término “gloria” proviene del hebreo “kabod” el cual mayormente se refería a un “peso”, una carga pesada, algo que no era fácil de llevar. Ahí vemos una directa relación con el Arca de la Presencia ya que esta también era pesada y tenía que ser cargada en un método específico para así no ser consumidos por Su presencia tal como le pasó a Uza en su intento. En el AT, su Gracia y Espíritu aún no habían sido revelados, no había acceso directo, no se podía mirar el rostro de Dios. Por eso cada momento glorioso del AT causó que el hombre se postrara y pensara que tendría que morir ya que había visto a Jehová. Pero tal como Cristo luego haría, Dios mismo permitió que estos eventos sucedieran para prepararnos para demostrar lo por venir en el Nuevo Testamento. De eso es que consiste la Gloria en el AT. 


Al visitar los momentos de Gloria en el Nuevo Testamento, podemos confirmar que el término “gloria” en el griego se refiere al “doxa”, el cual significa la hermosura, o majestad de Dios. Aquí nuevamente vemos una relación directa ya que hemos podido apreciar libros tales como los Salmos, los cuales están llenos de alabanzas dirigidas hacia la Gloria/Hermosura de Dios. Esta Gloria fue revelada en el NT tras la llegada de Su Hijo, y luego el descenso de Su Espíritu Santo. Juan nos dice: Vimos Su Gloria, del Unigénito de Dios. Debido a que hemos recibido esta revelación, ahora Su Gloria ya no nos cautivará bajo un peso, ahora nos enamoraría bajo Su esplendor. Por lo tanto, en el AT, la gloria de Dios nos cautivaba, nos hacía postrarnos a ella, pero en el NT, nos enamora y nos atrae hacia ella. Ahora hay acceso directo para orar al Padre y pedirle tal como Moisés hizo, Señor, si es Tu voluntad, te rogamos que nos muestres un poco de Tu Gloria. Siempre he dicho que ni siquiera hemos visto un 25% por ciento de la Gloria de Dios, sin embargo, con lo que ya hemos visto, es más que suficiente para vivir enamorados y postrados ante El. No hay nada malo con anhelar ver Gloria, siempre y cuando estemos dispuestos a postrarnos y enamorarnos de Él. 


Al combinar la relación entre la porción leída y el significado e importancia de la Gloria, podemos apreciar una hermosa enseñanza. Los pastores se encontraban realizando sus labores como un día rutinario. Pero Dios, quien es experto rompiendo nuestras rutinas, estaba por entregar un mensaje y manifestar un poco de Su Gloria. Vemos como inesperadamente aparece un ángel (mensajero) y la Gloria del Señor, no del ángel, lo acompañó y descendió junto a él. La Gloria no era del ángel, era de Dios, la cual los rodeó de un resplandor (doxa). La reacción de estos hombres fue asustarse, fue algo inesperado, los tomó de sorpresa, no esperaban este nivel de Gloria al frente de ellos. No sabemos exactamente que vieron o sintieron, pero sí sabemos, que se enamoraron aún más de Dios. Luego del ángel dar su mensaje y señal, lo acompañan huestes celestiales las cuales alababan a Dios diciendo: “Gloria en las alturas.” Que tremendo panorama, si tan solo pudieramos ver una imagen de lo sucedido, cuanto daría por haber estado allí, pero al mismo tiempo, cuán terrible debe haber sido. Tal como pueden imaginar, los pastores decidieron ir a conocer a este Salvador. 


Hay tanto que pudiéramos decir pero esto me llevó a la siguiente enseñanza; algo inesperado, siempre producirá una mayor reacción que algo esperado o predecible. A pesar de que Cristo, el Mesías prometido, era esperado por muchos, Él decidió llegar de una manera inesperada. Y continuará haciéndolo, de manera inesperada (pues volverá, como ladrón en la noche…) Esta preferencia de hacer apariciones repentinas también se ha transmitido hacia Su Gloria, ya que este suceso de los ángeles ocurrió de manera repentina. He aquí la joya de esta ocasión; nunca sabremos cuando un poco de Su Gloria ha de descender, pero si sabemos, lo que Su Gloria puede causar y transformar. Su manifestación es inesperada y repentina, pero su efecto está más que evidenciado. A pesar de que oramos para que Él se mueva o manifieste en nuestras vidas, nunca sabemos si Su voluntad lo permitirá. Pero si sabemos que cuando Él lo haga, no seremos los mismos. Nos enamoraremos, nos postraremos, veremos nuestras faltas, elevaremos una alabanza tal como los serafines, Santo, Santo, Santo, toda la tierra, el cielo, están llenos de Su Gloria. ¡Qué Gloria tan terrible, pero al mismo tiempo tan hermosa! 


#SuGloria

#DeRepente

#Doxa

"Nunca sabremos cuando un poco de Su Gloria ha de descender, pero si sabemos, lo que Su Gloria puede causar y transformar."


Autor: Jorge C.         

07/4/2023