Jesus Oro por Ti
Juan 17:9-11 - “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo; mas estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.”
En esta ocasión, damos un paseo por un momento crucial en la historia el cual suele ser pasado por alto. Es muy importante enfocarnos en lo que Cristo hizo a través de la Cruz, pero es también vital entender todo lo que Él hizo durante Su jornada en la tierra, cada milagro, sermón enunciado, entre tanto, pues no es casualidad que Juan en una ocasión dijera que muchas fueron las obras que Jesús había realizado que no fueron registradas en la Biblia, y si todas fueran escritas, no cabrían en libros terrenales. Es glorioso notar que muy pronto, luego del día del Señor podremos saber todo lo que Jesus ya ha hecho, pero también todo lo que Él aún está por hacer. Su Venida como Cordero es digna de ser Recibida, pero Su Retorno como Rey de Gloria es digno de ser Esperado.
El contexto nos transporta a los momentos finales antes de Jesus ser crucificado, en esta ocasión en particular, vemos un suceso que ocurre justo antes de Él ser entregado por Judas. Jesús sabía que estaba pronto a ser entregado, tenía los minutos y las horas contadas donde cada palabra y acción era muy importante, pues todos estaban en la espera de lo próximo que el hijo del Carpintero estaba por hacer. Es aquí cuando Jesus nos sorprende a todos y decide tomar la acción de elevar una oración al Padre. Jesus no tomó un descanso, no fue a un banquete, ni a una boda, ni buscó disfrutar antes de la Cruz, sino que decidió orar a Su Padre. Es increíble como Jesus siendo tan ocupado en la tierra, y aun como Hijo de Dios, nunca dejó de orar. Por razones mucho más mínimas, nuestra generación ha abandonado no solo horas, sino días y semanas de oración. Sin embargo, no pretendo solo enfocar en que Jesús oró, pues es necesario estudiar el Cómo, cómo fue que Jesús oró aquí, y por quién, y para quién. Jesús expresó que Él rogaba por “ellos”, en plural, en referencia no solo a alguien, sino a una multitud. El establece cantidad, son muchos, pero luego, también quiere establecer la identidad de estas personas. ¿Quiénes son estas personas? Los que El Padre le había dado, aquellos que eran del Padre, pero también de Cristo, ya que todo lo del Padre y todo lo del Hijo es compartido mutuamente, ya que tanto el Padre como el Hijo, también son Uno. Jesus no estaba redactando cualquier Oración, sino una oración necesaria antes de Su Crucifixión, y una Oración dirigida a nosotros de manera trascendental, aun luego de más de dos mil años de tiempo, podemos ver como Jesús oró por nosotros. Aún no habíamos nacido, no éramos parte de una congregación eclesiástica, pero sí éramos real en el corazón y mente de Dios, de tal manera que no solo nos Amó, sino que Oró por nosotros, para que tal Oración aun repose sobre nosotros. Es Glorioso cuando Jesus ora, pero es Hermoso cuando vemos que Su Oración es por causa de Nosotros.
Es fácil leer esta porción y pasar por alto que nosotros, la Iglesia y Novia de Cristo, es el Recipiente de tal oración. Somos aquellos a los cuales El Padre le dio, y así como nos contenta escuchar que otras personas oran por nosotros, qué efecto debería causar en nosotros el notar que Jesus, Dios mismo, aquel que escucha nuestras oraciones, Él también oró por nosotros. Una vez aprendí lo siguiente; hay tres oraciones que nunca podemos olvidar, cuando oramos por nosotros mismos, cuando oramos por el prójimo, y cuando Dios ora/intercede por nosotros. Es importantísimo que como Cristianos, a pesar de que es necesario orar los unos por los otros, nosotros seamos los primeros que oremos por nosotros mismos. Nadie nos conoce mejor que Dios y que nosotros mismos, la oración del prójimo hacia nosotros es de gran ayuda, pero debemos orar por nosotros mismos como si nuestra vida dependiera en esto. Luego, con ese mismo fervor, oramos por el prójimo, ya que también sentimos y reímos con ellos como es necesario. Esto es con la misma intensidad que lo hacemos por nosotros mismos ya que así como ellos pueden necesitar una oración de nuestra parte, llegará el día donde nosotros también necesitaremos sus oraciones en dirección a nuestras vidas. Todo aquel por quien oremos, también tendrá la opción de orar por nosotros cuando sus rodillas sean las que se postren, y las nuestras las que mengüen. Nuestras rodillas suelen tener etapas de Oración Ferviente, pero también pueden llegar días de Oración Menguante.
En cuanto a la tercera oración, donde Dios mismo decide interceder por nosotros, tenemos que reflexionar en que Dios aún sabiéndolo todo, aun siendo Aquel a quien nosotros le oramos, Él también reconoce la importancia de la oración, y Dios sabía que Su Hijo oraba por nosotros, El Padre ciertamente respondería, y esta oración no tendría fecha de expiración, sino más bien un Trascendencia por los Siglos de los Siglos. ¿Cómo puede esta oración aun bendecirnos? Quizás no tenemos capacidad de escuchar las oraciones que otros hacen por nosotros, pero sí la que Jesús hizo por nosotros, quizás en ocasiones pensamos que nuestras oraciones por nosotros mismos no son escuchadas o recibidas por Dios, sin embargo, cuando Jesús oró, El Padre escuchó, y hoy día todavía vemos el efecto de Su Respuesta. Tal como Jesus le pidió, para que sean uno, así como Tu y Yo somos Uno, que así mismo ellos sean Uno. Hoy podemos observar como la Iglesia, también opera como un Cuerpo compuesto de muchos, pero que al mismo tiempo son Uno. Hoy la Iglesia es Bendecida y Unida, porque la Oración de Cristo por Nosotros fue Recibida y Respondida. Dios respondió muy bien al clamor de Cristo, no sólo lo ayudó a vencer la Cruz y la Muerte, también le permitió gobernar sobre la Iglesia y ser Su Fundamento.
Para concluir, hoy la Iglesia puede Orar a Cristo, porque ya Cristo un día oró por Ella. Hoy podemos congregarnos Unidamente, porque Cristo fue quien brindó la Gloria necesaria para alcanzar la Unidad. La Gloria de Dios no solo es capaz de dar un Preámbulo de Su Majestad, sino que también abre paso para la Unidad y produce en Nosotros el deseo de Clamar a Él. Cuando sientas que nadie se acuerda de ti, cuando sientas que nadie ora por ti, cuando sientas que aun Dios te ha olvidado, nunca olvides, que ya Jesús oró por ti, y así como Su Oración Trasciende, Su Amor también lo Excede todo. Jesus se Acordó de Ti, aun se Acuerda de Ti, y siempre se Acordará de Ti. Si Jesus estuvo dispuesto a orar por nosotros aun antes de nuestra existencia, ¿cuánto más Él no querrá hacer hoy por nosotros?
Es muy buena la Oración que Hacemos por Nosotros, es Hermoso cuando el Prójimo ora por nosotros, pero nada mejor, que cuando Jesus Intercede por Nosotros!
"Hoy la Iglesia es Bendecida y Unida, porque la Oración de Cristo por Nosotros fue Recibida y Respondida."
Autor: Jorge Colón
theoreihub@gmail.com
3.30.2025